El síndrome del niño invisible es una condición en la que un menor no recibe la atención afectiva que necesita por parte de sus progenitores. Ya sea por inmadurez o problemas mentales de éstos, problemas familiares que ocupen la mayor parte de la atención, e incluso por ser niños que son aparentemente muy maduros o autónomos y se convierten en “invisibles” para sus padres.

Esto niños tienen la sensación constante de abandono, como si no existieran. No se sienten valorados ni queridos por las personas que lo rodean y demandan así, más atención. Las carencias afectivas son muy evidentes.

Características.

La característica principal de estos niños en general es que son niños muy retraídos, desarrollan mucho la imaginación en el juego y en la vida en general. Suelen estar apegados a peluches, o mascotas.
Pero existe la ansiedad y la angustia, y depende la edad se mostrarán más rebeldes y desobedientes.

A lo largo de su infancia y más cercana a la edad adolescente, se mostrarán con problemas en las relaciones sociales, no desarrollan seguridad en sí mismos, buscan el consuelo en el grupo y son muy propensos a caer en el consumo de drogas y alcohol, intentando conseguir con esto llenar ese vacío que sienten.

Por ello, es tan importante tener ese tiempo de calidad con los hijos. Disfrutar con ellos, tratar de tener una comunicación abierta en la que se sientan escuchados. Mantener una actitud proactiva hacia ellos, mostrarles afecto mediante gestos, besos, palabras bonitas, compartiendo actividades agradables, preguntar cómo ha ido el día, el colegio, conocer sus problemas e inquietudes.
Con amor y cercanía desde la primera infancia muchos de los trastornos que hoy vemos en consulta, podrían no existir. La vida corre muy deprisa, existen muchas obligaciones, pero siempre, si queremos, podemos encontrar tiempo para los hijos.

*Laura Suárez es psicóloga en Clínica Bandama