El Blue Monday, que este año ha coincidido con el 21 de enero, es considerado como el día más deprimente del año. Un estudio del psicólogo británico Cliff Arnall bautizó así en 2005 al tercer lunes de enero, por venir caracterizado por múltiples factores como la proliferación de lluvias y frío o la incidencia de factores económicos derivados de la temible cuesta de enero y los despidos tras el periodo navideño.

 

El citado estudio venía respaldado por una fórmula matemática desarrollada en la Universidad de Cardiff que, realmente, esconde una gran campaña de marketing que las redes sociales y los medios de comunicación han contribuido a magnificar.

 

La fórmula desarrollada por Arnall, carente de todo valor científico, combina aspectos con el cambio climático, las deudas, el salario o los propósitos fallidos de año nuevo, y sólo pretendía impulsar un incremento en la facturación de la compañía de Viajes Sky Travel en un periodo de vacas flacas. 

 

Con todo, hay muchas alternativas que pueden ayudar a afrontar situaciones de tristeza pasajera que, ciertamente, pueden presentarse un lunes de enero o cualquier día del año. Hábitos como escuchar música con mucho ritmo, rodearse de gente alegre y de buen humor o hacer deporte producen neurotransmisores como la serotonina o las endorfinas que mejoran nuestro estado de ánimo.

 

Buscar un buen hobby que nos aporte satisfacciones, una dieta equilibrada y descansar mucho y bien, nos ayudan a reducir el estrés y esa supuesta melancolía invernal, que sólo afectará a tu vida si tú mismo así lo decides.

 

La mejor noticia, en todo caso, es que alguno de los expertos que participó  en el estudio que dio lugar al Blue Monday negó su existencia y hasta llegó a considerarlo “una falta de respeto hacia todas aquellas personas que verdaderamente padecen o han padecido depresión”.