Por el doctor Luis Fernando Cárdenes*

Los psiquiatras sabemos que la ansiedad y la depresión son los trastornos de la salud mental más frecuentes. Están ampliamente extendidos en nuestra sociedad actual.

Las causas que los provocan son casi tantas como las exigencias y retos que nos plantea la vida diaria: los problemas profesionales, el mundo afectivo en todas sus facetas, nuestro lugar en el vida, cómo nos afectan los episodios vitales de las personas de nuestro entorno. En fin, la vorágine de vivir en una cultura de la competencia constante, el reto y el consumismo cada vez mas acelerado y desprovisto de sentido, el devenir de la existencia, con sus sobresaltos y cambios…

Estos días, con motivo del Día Mundial de la lucha contra la depresión se habla mucho y de forma recurrente de este tipo de problemas de salud mental y no es para menos:

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha constatado que la depresión es la mayor causa de discapacidad en los países desarrollados, con cifras de prevalencia realmente altas, que se mueven entre los 500 y el millar de casos por cada cien mil habitantes. Ni que decir tiene que la pandemia del virus covid-19 ha colocado esta cifra en el umbral alto de la franja.

Enero suele ser un mes complicado con “su cuesta de enero”, sus características ambientales: menos horas de sol, frío…

Aumenta la melancolía, baja la calidad del sueño y existe una mayor presión sobre el bienestar. La desadaptación ante los cambios puede terminar en cuadros depresivos. Estos trastornos tienen, en un alto porcentaje, muy buenas respuestas a los tratamientos psicofarmacólogicos y psicoterapéuticos. Existe un porcentaje menor, donde la evolución es tórpida y la remisión sintomática es incompleta.

No nos cansamos de decir aquí (podría ser un buen propósito de año nuevo) que hay que terminar con el estigma de las enfermedades mentales, normalizarlas. Un buen comienzo es reconocer y hablar de nuestro estado de salud mental, afrontar que es igual de cambiante y sensible que nuestra salud física, con la que va indisociablemente unido.

A esto hay que sumar otro cambio de actitud que debemos normalizar también: pedir ayuda profesional cuando aparecen los síntomas que nos hacen pensar que nuestra salud mental se está resintiendo. Canarias cuenta con excelentes expertos en Psiquiatría y Psicología -entre otras disciplinas de la salud- que pueden jugar un papel importante en nuestro bienestar, aprovechémoslo.

Aprender pautas de vida, manejar herramientas para afrontar los cambios, admitir nuestras fortalezas y debilidades, son caminos de aprendizaje que nos harán ser una mejor versión de nosotros mismos y en los que podemos ir de la mano de los profesionales de la  salud mental.

*Luis Fernando Cárdenes es psiquiatra y director médico de Clínica Bandama